martes, 15 de mayo de 2007

Del misticismo y la maravilla

Hace años, recuerdo estar en un Burger King, justo antes de un examen final de Matemáticas, sino recuerdo mal de 2º de Bachillerato. Un amigo mío me puso una canción y la verdad me llamó algo la atencion, entonces le pedí el CD de esa banda y a pesar de que le di varias escuchas al CD no vi nada que me atrajera de su música, es más, me aburri sobremanera.
Tiempo después un compañero de la facultad de informatica me pidió que le grabara ese mismo CD, que se lo había dejado un amigo y le gustaba mucho una canción, volví a darle otra oportunidad y volví a pensar lo mismo: menuda basura soporífera.
Pero no quedó ahi la cosa, y volviendo de un viaje a Valladolid, el primer amigo de esta historia, volvió a ponerme en su coche el mismo CD, y debo de decir que mientras subíamos el puerto de Guadarrama la música de Tool consiguió por primera vez maravillarme, por suerte y después de aquel momento lo ha hecho enr epetidas ocasiones.

Mi historia con Tool es de lo más particular, muy parecida a las historias que podrá contar cualquier persona que flipe con Tool y muy distinta a las historias que pudiera contar con cualquier otra banda. Después de quedar completamente seducido por Tool ese día, me escuché el disco de pe a pa, y es cuando encontré melodías que antes no había oído, partes que antes no había encontrado en todo el disco. Después de quemar Aenima hasta la saciedad, decidí hacerme con más discos de tool. El primero fue Salival, con el que me llevé una decepción de primeras y con el que pensé que sólo tendrian un buen disco: Aenima. Con el tiempo adoré Salival, volviéndose a repetir la misma historia, encontrando melodías no presentes anteriormente, viendo una magia que no había sabia ver antes. Tras encumbrar a Tool me lancé a por Lateralus y una vez más... menuda mierda de disco! Pero una vez más... magia! Pero magia hasta un punto desconocido. Tool hicieron que cambiara mi perspectiva sobre la música.
El año pasado editaron 10,000 Days, disco del cual sabia que no me atraería sobremanera al principio, y acerté. Después de un año... que puedo decir! Ya encontré esas melodías y esa magia. Ese aura mística cargada de todas las emociones que puede tener un ser humano.
Primero fue Lost Keys (Blame Hofmann), melancólica, transportadora a otro mundo, hipnótica... Después fue Vicarious con su estribillo delirante. Luego la progresiva en intensidad y en todo 10,000 Days (Wings Pt 2). Después Rosetta Stoned con ese final etéreo. Por último Right Two, perfecta de principio a fin.
Quizá suene flipado, lo cierto es que me da igual, pero Tool son la subjetividad en persona. La prueba de que la música no es bella, sino que la belleza está dentro de cada persona, y sólo la persona es capaz de crear sobre notas ya compuestas.

2 comentarios:

Orchid·Delirium dijo...

Muy muy parecida a mi historia con Tool, y probablemente, como dices, a la de muchas personas más con ellos.

Y no puedo más que quitarme el sombrero ante las últimas líneas (:

Anti-Maat-Herion dijo...

No sabia que usted tb andaba por aqui... Vamos me figuro quien eres porque conozco poca gente apasionada por extreme y anathema que sean virgo y tengan un avatar como ese :P
No tiene blog?