El entierro de la señora Fantasía

Señores, señoras, niños, niñas... la épica ha muerto. Todavía recuerdo el día en que todos con nuestros trajes negros llorábamos su pérdida en el cementerio. Fue un mal trago el momento en el que me tocó echar el puñado de tierra a su ataud.
Pues si, así es, la épica, la mitología, la fantasía... han pasado a mejor vida, como paradójicamente suele decirse, y qué lejos quedan sus mejores momentos. Ni si quiera ellos son conscientes de que ya no existen y lo que es peor aún sus recuerdos murieron con ellos.
Ya no hay sitio para la mente o el alma, ya no son entes más importantes que el cuerpo, tampoco son independientes de nada. Llega una nueva era verdaderamente influenciada (ya que tanto nos gusta preguntar por influencias) por la sabiduría griega. ¿Dualidad? ¿Para qué hablar de dos cosas distintas si son la misma?
Adios también a ese abuelete fuerte, con barba, voz poderosa, que vive en la Rue del Paraíso, que a veces se deja ver cuando va a buscar al cole a su hijo Jesus y que en algunos libros le llaman dios.
Por morir ha muerto hasta el enamoramiento o manual de cómo darle sentido a tu vida en una semana cuando aparece una persona.
Son malos tiempos para el mester de Juglaría, echaremos de menos todas esas batallitas contadas por nuestra abuelita Ignorancia, que se traspasaban de boca en boca y que en el cole nos contábamos en los baños para asustar a los estudiantes más pequeños.
Se acabó todo aquello.